El Poder de Una Sola Palabra del Señor

UNA SOLA PALABRA…..de Dios puede cambiar todo.

UNA SOLA PALABRA…..de nosotros puede negarle permiso. Cuando nosotros andamos hablando de nuestros problemas (en efecto afirmándolos, ensalzándolos), nos damos puñales a nuestra fe. Enfoquémonos pues en El Omnipotente quien–con una mera sílaba–puede derribar la montaña al valle para hacer camino plano por medio de lo visto y lo escondido.

UNA SOLA PALABRA del Señor vale más del vocabulario entero de nosotros. ¿Podemos nosotros callarnos para darle a Él el foro de hablar?

Visión

Hoy noche yo encontré unas palabras sueltas de muchos años atrás. Leyeron: cuando se pierde la vista, la visión viene.

Anoche, Cuando Dormía

Cursando en la Universidad de Alcalá en 2002 con la Dra. Susana Cavallo, tuvimos la tarea de buscar y recitar un poema que «nos conmoviera». Luego de una larga búsqueda, una amiga madrileña me sugirió el siguiente escrito por Antonio Machado.

Anoche, cuando dormía,
soñé, ¡bendita ilusión!,
que una fontana fluía
dentro de mi corazón.
Di, ¿por qué acequia escondida,
agua, vienes hasta mí,
manantial de nueva vida
en donde nunca bebí?

Anoche, cuando dormía,
soñé, ¡bendita ilusión!,
que una colmena tenía
dentro de mi corazón;
y las doradas abejas
iban fabricando en él,
con las amarguras viejas
blanda cera y dulce miel.

Anoche, cuando dormía,
soñé, ¡bendita ilusión!,
que un ardiente sol lucía
dentro de mi corazón.
Era ardiente porque daba
calores de rojo hogar,
y era sol porque alumbraba
y porque hacía llorar…

Anoche, cuando dormía,
soñé, ¡bendita ilusión!,
que era Dios lo que tenía
dentro de mi corazón.

Cuando los ojos vean tu dolor

En mi clase de literatura Española del siglo XVI, tuvimos la tarea de escribir un soneto en el estilo del período. Éste es el que yo escribí el 11 de marzo de 2003.

Cuando los ojos vean tu dolor
y el corazón se sienta tal tristeza
las lágrimas huecas regarán hiedra
tu ilusión otra vez querrás de amor.

Una vez pasión, ahora rencor,
nada más de leña para la hoguera
solución no sobra sino las piezas
del lazo hiriente de alabado amor.

¡Huye! ¡Huye! A tu secreto hogar.
Adónde el refugio te esconderá.
Un día saldrás, y verás el sol,

Extenderás la mano así probar
rosas venenosas te abundarán,
cuando los ojos vean tu dolor.